junio 20, 2011

Poemas - José P. Serrato


 Desengaño del pulso


En la tenue emisión de mis latidos
hay un objetivo cruel siempre firme.


Me reconozco por el diurno llanto
como un aluvión de amarillas moscas.


En la noche sal bebo de la luna
le aúllo con esta chacal tristeza.


Creí que extrañar era una comezón
y es una violenta sarna de todo el día.





Indicios

Los enmohecidos rostros de las paredes
revelan el abandono de tus besos húmedos;
sus huellas aquí  dicen que me amaste
aunque parezcan un ave sangrentada contra el muro.





Tregua


...mientras, en la penumbra de la habitación
soy yo mismo la sombra con los ojos abiertos.
Jenaro Talens.



La luz se deja morir en el estanque.
Los peces abriendo la boca rumian agua,
son globos de escamas llenos de miedo
la luz con su ausencia ha marcado una tregua
el más violento, el más carnívoro,
se oculta en el agua

                                     (ojos abiertos tiene el agua).

Serenos consumen la espera.
Aletean sacudiendo el miedo,
aguardan la dentellada
del inevitable
día.







Hablar de nubes


Si de la carne,
del fondo de la carne,
                    de la carne de morfemas,
aparece el llanto unido,
entonces uno traga piedras,
para calmar esa irritante voz que emerge débil
y sólo en forma de escozor pálido y sobrio
se nos muestra en la garganta.

Es entonces cuando se abre por curarse
ese grito en trepidantes voces nubes
cuando inocuo se lamenta con desaforadas lenguas,
su boca es la vorágine de bocas,
la garganta se conmueve, hundida tiembla,
cuando se oye pariéndose a sí misma
                       y falla.


[Así,
      el decir
             en diluvios
                          comienza cruel
                                       el deterioro del escriba]


La sugerencia condenatoria:
que fluya vivo en venas
ese pasado grave,
ese dios callado y ebrio,
la música antiquísima de nimios lagrimales
                         (inasequible flauta que se sopla del pasado).
Pertenecer en pulmón y pensamiento
     al humano, a la voz,
con todas las vísceras del sueño.
     Hablar para todos desde todos.

                      De lo contrario,
ese decir en diluvios,
      el hablar desde sí mismo,
ese musculoso sufrir y ruidoso gozar,
       son caballos salvajes en tropel de granizada
             y su fin determinante es la sucia alcantarilla.


















Vaguedad
Empecé a frecuentarme,
me hice amigo de mi cuerpo.
 Juan Manuel Roca.


Cierro los ojos:
los cangrejos capturan el viento con sus pinzas.
Con la profundidad,
                         el mar aprehende a sus bestias.
Se repite el eco mismo en la caverna.

Cierro los ojos:
ensayo conocerme desde el vientre.
Hallo el más cómodo refugio,
la guarida menos lóbrega,
                                                   bajo los párpados.

No obstante,
            hallo también,
                         que ahí mismo,


                                                                                    soy renuente vagabundo.





José P. Serrato (Ciudad de México, 1987) Egresado de la carrera de derecho de la UNAM, participa en la promoción y defensa de derechos humanos en el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria. Actualmente cursa estudios de Filosofía y Creación literaria. Ha participado en diversos encuentros nacionales de filosofía y literatura. Poemas suyos han sido publicados en  las revistas Palabrijes, La hoja de arena y Rojo siena.

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