junio 20, 2011

Poema - Pablo M. Antúnez


d [cuarto regreso: cuando sientas que tus senos van a estallar]

los ángeles siguen dormidos
no necesitas caminar de puntitas
con el cuchillo en las manos
                no necesitas amarrarte de mi costra

¡nena!
cuando sientas que  tus senos van a estallar
                                                                   sacude la cabeza
acomódala sobre la roca que cae del cielo
¿sabes?
la roca es vida
es vida lenta y pro
                            fun
                                  da

¡nena!
¿crees en la lluvia?
yo también creo en la lluvia
                                            y en los cisnes
la lluvia da vueltas en mi cabeza
si estoy desnudo
y los cisnes me picotean la fe
cuando te veo llegar

en ocasiones
me hacen desangrar sobre tu espina dorsal

¡nena!
te sé morir
te sé vaciar
y te sé beber

                recuerdo
                apedreé tu cara
                donde escribí mi nombre
gruñí como un perro
al mirarte ajena

sé lo que eres
cuando traes los ojos de una monja rabiosa
sé bien lo que eres     nena

     el amor cala
lo sé cariño
lo sé
quema como la rosa
                              como la sal
                                     como tu estúpido regreso
                                                               quema demasiado





Pablo  M.  Antúnez  [México]

Uno de los tres galardonados del primer Certamen Internacional de poesía Atiniense, emisión  2010. Mención de honor del cuarto certamen internacional de poesía emisión 2004, por la Editorial MIS ESCRITOS de Argentina. Mención Especial del certamen internacional de poesía “Crisol Literario” emisión 2006, por la Editorial CEN EDICIONES de Argentina. Numerosas revistas impresas y electrónicas han publicados sus poemas. Poemas de él han sido traducidos a otros idiomas.


Poemas - José P. Serrato


 Desengaño del pulso


En la tenue emisión de mis latidos
hay un objetivo cruel siempre firme.


Me reconozco por el diurno llanto
como un aluvión de amarillas moscas.


En la noche sal bebo de la luna
le aúllo con esta chacal tristeza.


Creí que extrañar era una comezón
y es una violenta sarna de todo el día.





Indicios

Los enmohecidos rostros de las paredes
revelan el abandono de tus besos húmedos;
sus huellas aquí  dicen que me amaste
aunque parezcan un ave sangrentada contra el muro.





Tregua


...mientras, en la penumbra de la habitación
soy yo mismo la sombra con los ojos abiertos.
Jenaro Talens.



La luz se deja morir en el estanque.
Los peces abriendo la boca rumian agua,
son globos de escamas llenos de miedo
la luz con su ausencia ha marcado una tregua
el más violento, el más carnívoro,
se oculta en el agua

                                     (ojos abiertos tiene el agua).

Serenos consumen la espera.
Aletean sacudiendo el miedo,
aguardan la dentellada
del inevitable
día.







Hablar de nubes


Si de la carne,
del fondo de la carne,
                    de la carne de morfemas,
aparece el llanto unido,
entonces uno traga piedras,
para calmar esa irritante voz que emerge débil
y sólo en forma de escozor pálido y sobrio
se nos muestra en la garganta.

Es entonces cuando se abre por curarse
ese grito en trepidantes voces nubes
cuando inocuo se lamenta con desaforadas lenguas,
su boca es la vorágine de bocas,
la garganta se conmueve, hundida tiembla,
cuando se oye pariéndose a sí misma
                       y falla.


[Así,
      el decir
             en diluvios
                          comienza cruel
                                       el deterioro del escriba]


La sugerencia condenatoria:
que fluya vivo en venas
ese pasado grave,
ese dios callado y ebrio,
la música antiquísima de nimios lagrimales
                         (inasequible flauta que se sopla del pasado).
Pertenecer en pulmón y pensamiento
     al humano, a la voz,
con todas las vísceras del sueño.
     Hablar para todos desde todos.

                      De lo contrario,
ese decir en diluvios,
      el hablar desde sí mismo,
ese musculoso sufrir y ruidoso gozar,
       son caballos salvajes en tropel de granizada
             y su fin determinante es la sucia alcantarilla.


















Vaguedad
Empecé a frecuentarme,
me hice amigo de mi cuerpo.
 Juan Manuel Roca.


Cierro los ojos:
los cangrejos capturan el viento con sus pinzas.
Con la profundidad,
                         el mar aprehende a sus bestias.
Se repite el eco mismo en la caverna.

Cierro los ojos:
ensayo conocerme desde el vientre.
Hallo el más cómodo refugio,
la guarida menos lóbrega,
                                                   bajo los párpados.

No obstante,
            hallo también,
                         que ahí mismo,


                                                                                    soy renuente vagabundo.





José P. Serrato (Ciudad de México, 1987) Egresado de la carrera de derecho de la UNAM, participa en la promoción y defensa de derechos humanos en el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria. Actualmente cursa estudios de Filosofía y Creación literaria. Ha participado en diversos encuentros nacionales de filosofía y literatura. Poemas suyos han sido publicados en  las revistas Palabrijes, La hoja de arena y Rojo siena.

junio 05, 2011

Poemas - ALEQS GARRIGÓZ


Poemas extraídos de Galería del Sueño (2008)

SENTIMENTAL
Que el amor sea abismo entre nosotros.
Que nuestra unión sea el cielo derribado,
nuestro infierno en vida de todos los días.
Déjame desmayarme en tus alfombras,
mientras bailo al compás de la música de la locura.
Déjame fatigarme a tus pies,
flagelar mi carne con el sudor de lo vulgar,
bailar sobre las brasas ardientes de la herejía
para que el dolor que despierte en mí
sea mi más grande felicidad.
Abre las cortinas de tu corazón
hacia ese salón de aroma crepuscular
donde estamos tú y yo eternamente jóvenes,
uncidos al último aliento, al primer beso de sangre.
Quiero rondar tus blancos balcones,
llevar las cuerdas de mi voz en garantía de pacto irrevocable,
hacer las correctas galanterías
y esperarte de pie.

Que la sed sea una unción de piadosas falsedades.
Que nuestro hogar sea un paraíso de expulsiones.
Que la dicha sea esta muerte segura de tus brazos.
Que una mirada de Dios nos halle avergonzados.

Desde hoy, y hasta que se levante el telón
del mas nuevo amanecer.


ESPEJO ABIERTO

¿Y dónde estarás ahora, príncipe de un país de milagros,
donde los bicicletas cruzan los cielos
en busca de los cabellos que osan desprenderse de ti,
donde los árboles recitan poemas al mediodía
y la lluvia de pétalos cae siempre al revés?
¿Dónde tus ojos de claro tabaco,
temblorosos como ardillas?
Déjame acercarme,
tengo catarsis en las venas
y una espuma que quiere subir hasta mi boca.
Estoy oliendo un ciprés;
y llevo aún en las manos, entre sien y sien,
el recuerdo de aquellas sabanas incendiándose porque si.

Igual que zarza divina se consume la oportunidad.
Quiero pararme frente a tu montaña enorme
y sentir el viento de tus palabras sacudiendo mi pelo.

Tus orillas se expanden mientras duermes.

El desenfreno no cabe ya en las sienes.

Y es tanto el poder del mundo
que el amor se extermina a sí mismo.

Doy fe.

LA ANGUSTIA ES NUESTRA ASFIXIA COTIDIANA

Gravitando entre cuerpos como luciérnagas
que en realidad
son más o menos que cerillos de luz oscura
consumiéndose dentro de una esfera de vidrio,
no sé si la distancia no es ya igual al tiempo.

Todo cambia.

A GINA, EN SU LECHO

Abre el libro de la mariposa emparedada
y señala mi nacimiento:
tus manos estrujando mi orfandad
son mi destrucción más hermosa.

Oh bella de las muñecas que sufren,
de los jardines arrasados en lágrimas,
llévame a ese rincón de las pétreas miradas
donde mis anhelos ojivales
alcancen la gloria en su intento.

Nuestra fotografía en blanco y negro
aleteó en la cercana iglesia,
bajo la cruz, frente a la estatua del ángel.
La lluvia torrencial abría como flores
las lápidas del postrero solar.
¿Lo recuerdas tú también?

He desgranado un rosario por tu nombre,
mi hermosa distante, en su féretro de hielo.
He puesto en un cuenco mi amor,
he violentado con campanas el silencio,
he gritado hasta romper los espejos,

he dibujado en los estrechos pasillos
de las catacumbas dos corazones.

¿Hacia dónde huir? ¿A dónde?

VALS

Contenme en el círculo perfecto de tu abrazo
para que pueda perderme en las laberínticas promesas
de la ciudad donde los espejos se trizan;
y en el breve calor de tu vals mortecino
recordar que sin cesar me llevas
por las máscaras de ademanes caídos
y sin cesar llegamos;

que el cansancio es hermoso pues libera
blancas palomas de nuestro pecho afligido:
la antigua cripta de un funeral de escombros;

recordar la distancia cada vez más fría
que nos va separando de nosotros mismos,
de nuestro amor contenido en una lágrima
que tiembla y se precipita
con la belleza de aquello que no vuelve.

Quiero tenderme cobijado en una sábana sin orillas,
al final de la nota esta vaporosa música que asciende
y se estrella en la alta bóveda
y condensa y escurre
y en un mar de nostalgia nos envuelve.


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ALEQS GARRIGÓZ (Puerto Vallarta, México 1986) empieza su carrera literaria publicando Abyección (2003). Trabajos posteriores son: Luces blancas en la noche (2004), Perturbación de la mente (2004), La promesa un poeta (2005), Los muchachos (2008), Descargas eléctricas ligeras (2009), entre otros. Premio de Literatura Adalberto Navarro Sánchez 2005, otorgado por la Secretaria de Cultura de Jalisco. En 2006 aparece incluido en la antología Nueva poesía hispanoamericana, a cargo del escritor peruano Leo Zelada. Premio de Literatura 2008 de la municipalidad de Guanajuato. Periodista cultural. Ha publicado poemas en diversos medios impresos y electrónicos de México y Latinoamérica.